Foto: Casiana Florés Pirán
Por Mía Flores Pirán - Foto: Casiana Florés Pirán

Gacela

Cronicas

Puedo hacerlo, está todo dado. Pero también puedo no hacerlo.

La veía bien escondida.

Era una gacela de piel brillante.

Estaba todo dado, no había hecho ni un solo ruidito.

Todos los errores ya los había cometido en cacerías pasadas. Pastaba como un niño recién nacido que toma el pecho de su madre, pacífico y sereno.

No podía parar de observarla.

En paralelo, agitaban los pensamientos adentro de mi mente.

Puedo hacerlo, están las condiciones dadas.

También puedo no hacerlo.

De hambre no me voy a morir y la rueda va a seguir girando. Además, ¿qué acto magnifico empieza con tantas dudas? Ninguno. ¿Y quién soy yo para calificar un acto de magnifico? ¿por qué? ¿por qué simplemente no hacerlo?

No hay que hacer algo grande, o peor, querer hacer algo grande. Todo esto no tiene sentido.

No va a ningún lado.

Además, probablemente si sigo así se van a dar cuenta.

“Miren, se pone nerviosa”.

Se me ensancha el agujero y empiezan a aparecer de nuevo.

Me vienen a visitar porque me siento sola.

Por momentos pienso que hasta ellos me abandonan.

No, son tan indelebles como mis huellas.

Solo que con la falta de atención se enojan y se van un rato al rincón.

Y en cuanto empiezan a sospechar un olvido permanente vuelven a reclamar sus carnets de socios vitalicios.

Puedo hacerlo, están las condiciones dadas.

También puedo no hacerlo.

 

“Bueno, tampoco tenés que cazar si te provoca pensamientos negativos”, irrumpe uno de los comentaristas.

“Tal vez estoy forzando las cosas y todo sea más simple”.

“A ver, vos ¿qué querés?”.

“Quiero aprender a cazar, en realidad, cazar. Quiero cazar, desesperadamente”.

“Entonces abandoná esa presa y busca otra. Está lleno. Hay una para cada cazador que se concentra.”

“¿Y si la mía ya apareció?”. 

“¿Y entonces, si apareció, cuál es el problema?”.

“No sé, no lo hice. No entiendo bien, se me deshizo el tiempo entre las manos”.

Entonces empiezo a desplazarme hacia otro lado totalmente desenergizada, desinflada y descreída.

Con la sensación de extravío absoluto.

Simplemente no pasó nada.

Ni una catástrofe, ni una victoria.

Además ahora puedo llegar a pasar días sin encontrar otra presa y creyendo que estoy caminando en la dirección equivocada. Dubitativa por la falta de señales, torturándome con la idea de que aparentemente estuve ahí.

A metros de mi presa.

El viento soplaba calentito y yo veía la gacela.

Pero algo frenó la inercia.

O tal vez nada.

Nada frenó nada.

Yo sólo estuve ahí, desconfié y desconfío.

Foto: Casiana Flores Pirán

Odkryj wszystkie możliwości Mostbet https://mostbet.com.pl/ – szczegółowa recenzja bukmachera