En una simple y manipuladora actitud de coacción, (del que displicentemente se llama al silencio y a la discreción) podemos encontrar a estos seres oscuros (de mitad del siglo pasado) y muy vistos en el mercado del usado, en estos días tan milenials que corren.
Sin ir mas lejos, ayer por la mañana (a las 9), justito cuando se fabrican los mejores sueños, desperté sobresaltado por unos mazazos que provenían de un lugar muy cercano, pensé al percibir vibraciones tan candentes.
Quise hacer caso omiso e intentar seguir el diálogo onírico con Morfeo; me giré de lado derecho y seguí con el intento sostenido. Instantáneamente, hablando en el lenguaje corriente del tiempo soñable, comencé a seguir el ritmo de un beat que reconocía como externo, aunque era parte de la trama de mi sueño.
Eran esos golpes que nuevamente se apoderaban de mi conciencia y me hacían entrar en la realidad cotidiana de prepo, sin anestesia ni piedad.
No era la hora habitual de levantarme (excepto si lo requiere la agenda) por eso, me mantuve en posición horizontal sin mover la cabeza bruscamente y con los ojos cerrados, (como debe ser siempre cuando queremos recordar lo que veníamos soñando) y esperé hasta el próximo beat.
Sin ir mas lejos, ayer por la mañana (a las 9), justito cuando se fabrican los mejores sueños, desperté sobresaltado por unos mazazos que provenían de un lugar muy cercano, pensé al percibir vibraciones tan candentes.
No tardó en llegar, y eso significaba que, ó bien esperaba, (intentando dormirme y seguir la trama de lo que estaba soñando) ó bien con todos estos pensamientos que tenía en la cabeza, desear que todo esto haya sido una pesadilla que terminaria pronto, y así yo estar dentro de mi sueño placentero y épico entre nubes de adormidera.
No fue exactamente lo que pasó, sino que actoseguido, ya sentado en la cama, y sosteniendo mi cabeza para ayudar a que pase la que me estaba produciendo la situación, supe contar hasta 61, entre repetidas percusiones aleatorias y descuartizadas de lo que sin duda, era lo que me temía…
No era la hora habitual de levantarme (excepto si lo requiere la agenda) por eso, me mantuve en posición horizontal sin mover la cabeza bruscamente y con los ojos cerrados, (como debe ser siempre cuando queremos recordar lo que veníamos soñando) y esperé hasta el próximo beat.
Quise hacer caso omiso e intentar seguir el diálogo onírico con Morfeo; me giré de lado derecho y seguí con el intento sostenido. Instantáneamente, hablando en el lenguaje corriente del tiempo soñable, comenzé a seguir el ritmo de un beat que reconocía como externo.
Alcancé a bajar la escalera como tromba narcotizada siguiendo el sonido del horror en esa arrítmia sin gracia ninguna y alejada de la mano de todos los dioses, que provenía de la pared derecha, según iba bajando hacia el portal de calle.
Abro la puerta cancel, salgo al umbral y sin cerrar la puerta de hierro, me asomo hacia la casa de al lado de donde provenían los mazazos del infierno, y en mi más tierna y dulce voz (sin siquiera tocar la puerta, mucho menos golpearla) y a través de una suerte de vidrio canaleta de plástico opaco, digo:
-¡Buendía! ¿Tiene para mucho?
Y una voz conocida de la casa, que suena con la pasividad intrínseca del que ya nace destinado a la frustracion y disimula, me responde:
-Sí, ¡varios días más!
Y le digo:
-¡Porque parecieran estar golpeando exactamente debajo de mi cama!
Y remata el tirifilo, como si de una fabrica metalúrgica se tratara nuestro edificio:
- Sí, son las 9, y es horario permitido de trabajo.
