Nota del no autor: Leonardo Scannapiecco: (1762-1835) poeta y escritor italiano famoso por sus obras “Poemas Perversos y Liturgias Satánicas”, “El Viaje del Enfermo” y “Matemáticas para Ciegos”, entre otros. También escribió numerosas fábulas infantiles (algunas de ellas inspiradas en otras clásicas), que no tuvieron demasiada difusión pues se perdieron los originales en el poco recordado incendio de “Editoriale Di Cazzo” (1802)
Aquí, una de sus fábulas.
El lobo y el carnero soberbio
(Basado en la homónima de Esopo)
Hace mucho, mucho y mucho tiempo, pero mucho mucho más, en el Bosque había un pastor de ovejas que estaba muy triste porque se le había muerto su perro pastor. Y lo extrañaba mucho. Es que el difunto perro, además de ser muy valiente y un gran matador de lobos, era un animal muy querido por sus semejantes... Una tarde, mientras el pastor estaba lamentándose sentado en una roca, se le acercó el carnero más cornudo y soberbio del bosque. Y el Carnero le dijo:
-Amo, si me cortas los cuernos y me vistes con la piel del perro que se te ha muerto, yo espantaré a los lobos fingiendo ser tu perro. El pastor hizo caso al carnero soberbio, le cortó los cuernos y le vistió con la piel del perro, y lo puso a cuidar a las ovejas.
Cuando los lobos venían a por las ovejas, el carnero los ahuyentaba, pues los lobos creían que era el perro quien se había muerto. Hasta que un día, apareció un lobo muy hambriento y, después de coger a un par de ovejas, se alejó del lugar muy satisfecho.
Viendo ésto, el carnero disfrazado de perro, corrió tras el lobo, pero al pasar por unos matorrales, se le cayó la piel de perro que llevaba encima, y quedó al descubierto...
Cuando los lobos venían a por las ovejas, el carnero los ahuyentaba, pues los lobos creían que era el perro quien se había muerto. Hasta que un día, apareció un lobo muy hambriento y, después de coger a un par de ovejas, se alejó del lugar muy satisfecho.
Entonces, el lobo aprovechó el descuido del carnero disfrazado de perro y se abalanzó sobre él para cogerlo y devorarlo con lujuria... En ese preciso momento, detrás de una hermosa nube apareció San Pedro (patrono de los animales), indignadísimo con lo que estaba viendo y -luego de disparar un sonoro trueno- exclamó:
-Silencio en el bosque! Qué caramba está pasando? Basta de pastores, perros muertos, lobos cogiendo carneros y fábulas de Esopo!
-Va a ser mejor que todos ellos mueran! Y Yo me encargaré de hacerlo!... Y así fue que, sin pedirle permiso a Dios, San Pedro envió al bosque una plaga de alacranes venenosos y -de esa forma- pudo eliminar a todos los animales del cuento, quienes murieron de una manera espantosa. Y, por suerte, nunca más se atrevieron a regresar.
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